Era un destierro polìtico a que condenaban los atenienses a aquellos hombres que disfrutando de mucha aura popular, y temiéndose que abusasen de este favor o consideraciòn, apoderándose de la suprema autoridad para tiranizar a su patria, los obligaban a separarse de ella por un determinado tiempo.
Los buenos, por insignemente buenos,
Contigo, por tan pérfido, a lo menos,
¿No hicieran sus repúblicas lo mismo?
La de Corinto echárate del Ismo
(Con ser viciosa) a límites ajenos
Y aun relegado en uno de los senos
Más sordos y profundos del abismo.
¿Y andas entre nosotros con ofensa
De la virtud? Mas no me desconsuelo
De que dilate un rayo la venganza;
Que cuando en los castigos tarda el Cielo,
Justamente irritado, su tardanza,
Después en el furor la recompensa."
Este destierro, lejos de ser deshonroso, era tenido por muy honorífico, como que solo se aplicaba a aquellos sujetos que por su talento, por su saber o por sus virtudes habían descollado sobre los demás, y sabido atraerse la consideraciòn pública.
Por esto Bartolomè Leonardo de Argensola decia en una de sus Rimas:
"Si de Grecia sacaba el ostracismoLos buenos, por insignemente buenos,
Contigo, por tan pérfido, a lo menos,
¿No hicieran sus repúblicas lo mismo?
La de Corinto echárate del Ismo
(Con ser viciosa) a límites ajenos
Y aun relegado en uno de los senos
Más sordos y profundos del abismo.
¿Y andas entre nosotros con ofensa
De la virtud? Mas no me desconsuelo
De que dilate un rayo la venganza;
Que cuando en los castigos tarda el Cielo,
Justamente irritado, su tardanza,
Después en el furor la recompensa."
De aquì es que no se confiscaban los bienes de los condenados al Ostracismo, como sucedía con los otros desterrados.
Para ser condenado al Ostracismo era preciso que se reunieran seis mil votos contra del acusado: de modo que siendo el nùmero de votantes en Atenas de unos vente mil votos, venìa a exigirse casi la totalidad de los sufragios de los que ordinariamente asistían a las asambleas.
Como para la votaciòn se escribìa el nombre del sujeto a quien se queria desterrar, sobre una conchita, que se entregaba en el acto a cada uno de los votantes, del nombre griego de la concha, ostra, tomò este destierro el de ostracismo.
El condenado habia de salir de Atenas y del territorio de la república dentro de diez dias, al cual no podía volver de diez años cuando mas; pero transcurrido el tiempo del ostracismo, era admitido nuevamente en su patria.
Se cree que el ostracismo se instituyò despuès de la expulsión de los Posistratos, siendo antes de Jesucristo, y que el primero que lo sufriò fue Hyparco, pariente muy cercano del mismo tirano Pisistrato.
Tuvieron que sufrir el ostracismo Aristides, Temìstocles, Cimòn y Thucides, cuya especie de castigo honorìfico fue abolido por los años 338, despùes de haberle deshonrado, condenando a el a Hiperbolo, hombre vil y despreciable.
A imitaciòn del Ostracismo de Atenas, se introdujo en Siracusa de Sicilia el destierro llamado Petalismo, llamado asì de los pètalos u hojas de las flores en que se escribían los nombres del ciudadano que se querìa desterrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario